miércoles, 23 de abril de 2008

Tomasa, Carolina y Rigoletta.

Todos hablan hoy del viento, ni siquiera los más displicentes han podido evitar en sus parcos saludos referirse hoy al clima. Digamos que estaba demasiado presente. Las veletas eran como altímetros de aviones kamikaze. Nadie ha sacado las alfombras a sacudir hoy. El aire llegaba hasta el interior de los buzones y las cartas allí bailaban mezclando nacionalidades imposibles. ¿Qué haríamos si tuviésemos una cometa, si no hubiera tantos cables, tantos postes eléctricos?  No, no,  se presenta del todo imposible. En cualquier caso hoy no es un buen día y no sólo por el viento o porque no tengamos cometa. Mi abuelo, tal y como prometió, va a matar a sus gallinas porque son viejas y ya no ponen. Después de cuatro años de engaño, finalmente se dio cuenta de que los huevos que recogía, no procedían de las gallinas y que era mi abuela la encargada de dejarlos todas las mañanas. Cuatro años ha tardado en percatarse de que los huevos venían sellados con la fecha de caducidad. Tomasa, Carolina y Rigoletta, buena suerte.